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Lince Iberico

En 2002, el lince ibérico se había extinguido en Portugal y quedaban menos de 100 ejemplares en España. Iba camino de ser la primera especie de felino en extinguirse desde que lo hiciera el tigre dientes de sable hace 12 000 años.

Una batería de medidas de conservación para abordar el abanico de amenazas para la especie ha hecho que se recupere del borde de la extinción y ahora cuenta con una población de unos 1000 ejemplares.

La reintroducción de linces criados en cautividad se ha complementado con la resilvestración de los rangos de distribución históricos del lince, junto con la potenciación de especies de las que se alimenta y la creación de corredores de vida silvestre y túneles en las carreteras para reducir las muertes por atropello.

La especie es una de las destacadas en un estudio que muestra que las soluciones de conservación concretas pueden salvar especies de la extinción, aunque las amenazas, entre ellas el cambio climático, permanezcan.

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El lince ibérico no obtuvo protección legal hasta los 70, pero el declive continuó debido a la fragmentación de hábitat, las muertes por atropello en carretera y la pérdida de especies de las que se alimenta, sobre todo el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), que representa aproximadamente el 75 % de la dieta del lince ibérico. Para principios del nuevo milenio, las poblaciones de lince habían llegado a una cifra dramática: en 2002 solo había 94 linces ibéricos en España, y en Portugal, la especie se declaró extinta localmente. La especie se consideraba el felino más amenazado del mundo, junto con el leopardo del Amur (Panthera pardus orientalis), e iba de camino a convertirse en la primera especie de felino en extinguirse desde el tigre dientes de sable hace 12 000 años.

Sin embargo, desde entonces, el felino se ha recuperado. En España, el gobierno, los científicos y las organizaciones ambientales han trabajado para reintroducir al lince con animales criados en cautividad. También han trabajado con sus homólogos en Portugal, y en 2016, los primeros linces criados en cautividad fueron liberados en la región de Alentejo en el sureste de Portugal, cerca de la frontera con España. Hasta la fecha, 47 linces han sido liberados en Portugal.

Se calcula que ahora hay unos 1000 linces ibéricos en la península, 154 de ellos en el Valle del Guadiana en Portugal. El extraordinario retorno ha visto mejorar el estado de conservación de la especie en la Lista Roja de UICN de En Peligro Crítico a En Peligro.

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